sábado, 19 de abril de 2008

El pueblo de Múnich entierra el tren faraónico



El 14 de abril, mientras en España unos pocos héroes celebraban el aniversario de la instauración de la Segunda Repúbica, en la ciudad de Múnich se ensayaba la vía de la democracia directa con un referéndum local. La pregunta al muniqués era muy simple: ¿está usted de acuerdo con que la alcaldía de Múnich persiga todas las medidas legales contra el proyecto de Transrapid (tren de altísima velocidad) al aeropuerto? Aunque la participación fue bastante pobre -en buena medida porque el citado Transrapid hace meses que está más que enterrado-, el referéndum sirvió como broche final a un movimiento ciudadano imparable, que se organizó hace más de un año para detener el faraónico proyecto del tren magnético. Un ejemplo de democracia en acción y del pueblo parándole los pies a los políticos, sorprendente en estos tiempos de anestesia global de la conciencia política.


Para entender la rebeldía del tranquilo y burgués habitante de Múnich hay que ir al origen del proyecto. El Gobierno de Baviera, en manos desde hace cinco décadas de la CSU, el partido democristiano que, en colación con la CDU -socialcristianos- gobierna ahora Alemania. Liderados por el presidente regional, Edmund Stoiber, que perdió por los pelos las elecciones generales de 2002 ante Gerhard Schröder, los democristianos querían un tren que uniese la estación central de Múnich (Hauptbahnhof) y el aeropuerto. Esta maravilla de la ingeniería -la empresa Transrapid la formaron Siemens y ThyssenKrupp- volaría por las vías a través de la levitación magnética, y los 37 kilometros de distancia los recorrería en sólo 10 minutos, a una velocidad máxima de 350 km/h. Un tren vanguardista del que sólo existe otro en el mundo, el que une Shanghai (ver foto) con su aeropuerto en una ruta de 30 km, también con el sello made in Germany.


Los primeros trenes fueron planificados para estar operativos en 2009 con una frecuencia de salida de 10 minutos, pero la locomotora que iba a ser símbolo de la puntera tecnología alemana ha sido detenida. De nada han valido los aullidos de la derecha clamando por cómo era posible que los chinos lo tuviesen y Alemania, fabricante del ingenio, no. Ha pesado más el costo estimado del Transrapid, unos 1,85 millones de euros, que gran parte de la opinión pública veía como un despilfarro de dinero sin sentido (cuánta enseñanza podría sacar de este episodio Alberto Ruiz Faraón, el conquistador de la M-30 y próximo Atila del Paseo del Prado).


El partido Socialdemócrata (SPD), La Izquierda (Die Linke) y los verdes (Grüne) han apoyado el movimiento en contra del súper tren junto a diversas organizaciones medioambientales, sindicatos del transporte público y grupos vecinales. Las manifestaciones se sucedieron a finales de 2007 y más de 20.000 ciudadanos llegaron a marchar en una de ellas. De hecho, el actual alcalde de Münich, Christian Ude (SPD), fue reelegido el pasado marzo con más del 60% de los votos, una aplastante mayoría en parte debida a su oposición frontal al proyecto.

Un sistema distinto de transporte, el Munich Express, se ha propuesto en los últimos meses. Sería un S-Bahn (cercanías) exprés que iría al aeropuerto desde Hauptbahnhof a través de Ostbahnhof (Estación del Este) en los raíles existentes de la línea S8. El proyecto costaría alrededor de un tercio de lo que el Transrapid, y los 20 minutos de tiempo de viaje representarían un ahorro de 25 minutos en comparación con los recorridos actuales. Además, los defensores de este tren argumentan que, al integrarse la línea en la red de S-Bahn, serviría de uso a un número mucho mayor de personas. Por último, el precio de los billetes sería mucho más barato y no los 30 euros que iba a costar el ticket del Transrapid.

Así que, a Transrapid muerto, S-Bahn puesto, éste mucho más racional, ecoeficiente y asequible para el ciudadano. Salir a la calle a manifestarse nunca viene mal...

miércoles, 16 de abril de 2008

¡¡Viva la República!!


Os Bobolongos se une a las miles de personas que corearon hace un par de días... ¡Viva la República! El 14 de abril de 1931 España se declaró republicana, apenas cinco años de democracia que luego rompería en pedazos el impresentable Paco el chocolatero (el dictador Franco).
Pasan las décadas y se olvidan los símbolos, pero desde esta humilde bitácora, la esperanza de la caída de los Borbones y la llegada de la Tercera República aún no se ha perdido.
¡¡¡Hasta la victoria siempre!!!!


Ilustración: Ana Juan

sábado, 12 de abril de 2008

Haz el amor y... la guerra


Para combatir al enemigo, nada mejor que cambiar la base militar por el hogar matrimonial. Después de cinco años de invasión de Irak, el cansancio, el temor y el hastío de las tropas empiezan a ser muy altos, y los problemas del aparato militar para reclutar nuevos soldados que mantengan la ocupación y refresquen a los soldados actuales son cada vez más evidentes. Así que, y en vista de las palabras del candidato republicano a la presidencia -y por delante en las encuestas- John McCain, "si hace falta, estaremos otros 100 años en Irak", el departamento de Defensa de Estados Unidos ha decidido dar un paso histórico. De una forma discreta y sin hacer apenas ruido, se está permitiendo a los matrimonios compartir cama en los trailers y tiendas de campaña de las zonas de guerra de Irak (en Afganistán parece que la cosa va más lenta).

Desde que George Washington liderada el primer ejército profesional americano para luchar contra la ocupación inglesa, los hombres y mujeres del US Army habían estado en camas y barracones distintos. Lo que el rifle separa, que no lo unan las sábanas era la consigna. Pero hete aquí que hay que levantar la moral de las tropas, que pasan entre 12 y 15 meses de servicio alejados de los suyos, y para ello nada mejor que el caramelito de la placentera vida matrimonial. Esta promoción de 'Luna de miel en Irak', que por el momento excluye a las parejas de hecho y rollos de una noche, comenzó lentamente a finales de 2006, pero hasta hace unos días que lo ha tratado la prensa estadounidense la noticia había pasado desapercibida.

"Es bueno para los soldados. Y lo que es bueno para los soldados, es bueno para el ejército", ha asegurado el comandante Mark Thornton, de la III Infantería, a Associated Press. Lo cierto es que, según datos del propio ejército gringo, hay más de 10.000 parejas entre sus tropas, aunque
se desconoce el número de los que viven juntos en zona de guerra. Sólo en la Base Striker, en las afueras de Bagdad, 40 matrimonios se acuestan cada noche juntos, se olvidan de los horrores de la guerra con cariñitos y conjuran la violencia que ven a diario con el sexo marital. Eso sí, las muestras de afecto están prohibidas en público y no se pueden estrechar las manos o darse un besito con el uniforme puesto.

John Pike, director del think tank militar Globalsecurity.org., ha explicado a Reuters los motivos de este cambio de actitud del ejército: "Creo que están buscando debajo del sofá cualquier cosa que les ayude a mejorar la permanencia y el reclutamiento en el ejército". Y es que, ¿cómo si no matrimonios como el de la sargento Amanda Christopher, de 25 años, y su marido Matthew Christopher, de 22, podrían funcionar? "El que nos dejen hacer esto es una bendición para nosotros", ha dicho Amanda, que ya ha pasado 4 meses de su primer año de matrimonio en Irak. Amanda trabaja de enfermera en la Zona Verde de Bagdad y su marido en labores de administración, entre ellas las de la morgue. "Sin estar viviendo con ella, no sé si hubiera aguantado las cosas que he visto por aquí", se ha confesado a Associated Press Matthew.

Los privilegiados matrimonios viven en casitas en trailers que pueden llegar a los 120 metros cuadrados, con televisión vía satélite y los utensilios necesarios para el uso y disfrute de la vida occidental, lo que puede llevar a preguntarse a más de una parejita americana veinteañera: ¿Habrá que alistarse para tener una casa digna? El único riesgo en el futuro es el de la procreación: inevitablemente, las barriguitas de las soldados-esposa comenzarán a engordar en algún momento. Pero, mejor pensado, quizá que cientos y, por qué no, miles de niñitos de los soldados crezcan robustos en Irak entre metralletas y olor a fuego de mortero es el objetivo final que buscan los militares estadounidenses, una estrategia al más puro estilo de George C. Scott en la maravilla de Kubrick, Teléfono rojo, volamos hacia Moscú.

Que broten guarderías, escuelas y universidades en los campamentos militares para sobrellevar los 100 años de invasión a los que no hace ascos McCain. Críos que no jueguen a las batallitas con espadas de mentiras, sino que las vivan de verdad, que se empapen de la expansión de la democracia que se lleva a cabo en Irak para que, en el futuro, sean los nuevos defensores de la Pax Americana.


Photos: AP/Maya Alleruzzo